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ATENTAMENTE.



Profr. ALEJANDRO GALLARDO GOMEZ.



domingo, 30 de mayo de 2010

MAPA CONCEPTUAL INDEPENDENCIA


PERSONAJES DE LA INDEPENDENCIA POR ETAPAS


Primer Etapa: Iniciación

Juan Aldama –Importante criollo, participe en la Conspiración de Valladolid en 1810, que junto con Allende había decidido organizar un levantamiento en diciembre, que fue adelantado. Aldama fue capturado en Norias del baján, y ejecutado junto con Hidalgo y Allende.

Miguel Hidalgo – Cura de Dolores, iniciador del movimiento de independencia en 1810. Abolió la esclavitud en un documento. Murio luego de ser traicionado por Ignacio Elizondo, su cabeza se colocó en una jaula que fue mandada al Estado de Guanajuato, siendo colocada en una de las esquinas de la Alhóndiga de Granaditas, como escarmiento para futuros levantamientos.

Epigmenio Gonzales: Tenía una tienda de abarrotes en la Plaza de San Francisco, y en la trastienda se dio a la tarea de hacer cartuchos y armas.

Ignacio Allende – En un principio se decidió iniciar el levantamiento en diciembre de 1810 en la población de San Juan de los Lagos, que sería encabezado por Allende y Aldama; además, se propuso como dirigente al cura Hidalgo. Después de nueve meses de agitación revolucionaria, en los que sobresalió y obtuvo importantes victorias militares, llegó a ser proclamado como generalísimo, al renunciar Hidalgo al mando en enero de 1811. Allende fue capturado junto con los principales jefes en Acatita de Baján, Coahuila, y fue ejecutado el 26 de junio del propio año.

Josefa Ortiz de Dominguez – La noche del 13 de septiembre el corregidor, después de revelar a su esposa cuanto acontecía, en torno a la conspiración de independencia, la encerró con llave en sus habitaciones, temeroso de que hiciera algo que les comprometiera a todos, mientras él se disponía a catear al día siguiente la casa de don Epigmenio González; pero doña Josefa pudo comunicarse a través de la puerta cerrada con el alcalde de la cárcel, don Ignacio Pérez, que era de los conjurados, y con él mando avisar a Allende a San Miguel el Grande lo que acontecía.

Ignacio Elizondo – Traiciono a Miguel Hidalgo y a otros caudillos, en Norias de Baján.
Felix Calleja - fue organizador y jefe del ejército del centro (1810-12) durante la guerra de Independencia y sexagésimo virrey de la Nueva España, gobernando de 1813 a 1816, siendo uno de los grandes villanos de la historia de México.
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Segunda Etapa:

José María Morelos y Pavón - antes había sido el Cura de Carácuaro, pero al se entrevistado tiempo antes con
Hidalgo, este le dijo que se encargara de organizar al pueblo del sur. El 13 de septiembre de 1813, en Chilpancingo Morelos convocó al primer congreso independiente que sustituyó a la junta de Zitácuaro y por primera vez en un documentos escrito se habló de total independencia de España. Morelos fue hecho prisionero y fusilado el 22 de diciembre de 1815 en San Cristobal Ecatepec.

Ignacio López Rayón – En Guadalajara colaboro con el periódico El Despertador Americano, difusor de las ideas libertarias. Después de la muerte de los principales caudillos de la independencia, volvió a Michoacán y siguió luchando en 1811, en la ciudad de Zitacuaro, se reunió la junta nacional americana, con el propósito de dirigir la lucha armada, y López Rayón participo en ella, para llenar el hueco que había dejado la muerte de los principales caudillos. Fue hecho prisionero el 11 de diciembre de 1817 y permaneció encarcelado hasta 1820
Hermenegildo, Juan y José Galeana – Fueron tres hermanos, caudillos importantes por ser gran influencia, con mucha popularidad, tierras y conocimiento.

Nicolás Bravo- En 1811 se unió a las fuerzas de Hermenegildo Galeana y participó con Morelos en el sitio de Cuautla, donde se destacó por su valor.

Francisco Paris – Fue mandado por el Virrey Venegas para derrotar a Morelos, pero fue derrotado por el ejercito insurgente en Tres Palos

Rosendlo Porlier – Brigadier derrotado en Tenancingo.

Mariano matamoros – Nombrado mariscal por Morelos.

Felix Fernandez (Guadalupe Victoria) – Originalmente, su nombre era José Miguel Ramón Adaucto Fernández y Félix. Estudió en el seminario de Durango. Se unió a la lucha independentista iniciada por Miguel Hidalgo y adoptó el nombre de Guadalupe Victoria (1811). Fue miembro del ejército de José María Morelos, donde ascendió a general (1814); combatió al ejército realista en diversos lugares, entre éstos Oaxaca, Nautla y el Puerto de Veracruz.
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Tercera Etapa:

Vicente Guerrero - Luchó por la independencia bajo las órdenes de José María Morelos, después de la captura de éste por los realistas, apoyó el Congreso de Chilpancingo hasta su disolución y se refugió en las montañas para continuar la lucha, convirtiéndose el jefe de la insurrección en el sur. Muchas veces trataron de convencerlo de que abandonara la lucha, pero no hizo caso. Por el contrario fortificó el cerro de Barrabás y ahí permaneció insurrecto hasta que se vio con Agustín de Iturbide y firmó el tratado de Iguala en el que se declaraba la Independencia de México.

Francisco Mina – Mina partió de Tamaulipas hacia el interior del país comenzó a tener campañas victoriosas, pero luego en uno de sus viajes rumbo a San Luis de la Paz en Guanajuato, fue sorprendido por Liñán al mando de los realistas en el Rancho del Venadito, quien siempre los había perseguido, en la batalla murió Pedro Moreno y Mina fue hecho prisionero y condenado a muerte.
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Cuarta Etapa:

Iturbide: Al estallar el movimiento armado de 1810, el caudillo Miguel Hidalgo y Costilla lo invitó a unirse a la causa con el cargo de teniente coronel, sin embargo Iturbide optó por ponerse a las órdenes del virrey. Desde la posición de las fuerzas realistas, combatió a los instigadores del movimiento insurgente, muy especialmente a José María Morelos y a Vicente Guerrero. Al ver que la causa declinaba en favor de la insurgencia, invitó al mismo Guerrero a declarar la Independencia de México en una reunión que se conoce como “El abrazo de Acatempan”. En 1821 ambos firmaron el Plan de Iguala y el día 27 de septiembre de ese mismo año el Ejército Trigarante entró triunfante en la ciudad de México, con lo que de declaró la consumación de la Independencia. Un día después de este acontecimiento se integró la Junta Provisional Gubernativa que eligió por unanimidad a Agustín de Iturbide como su presidente.



CUARTA ETAPA

4.- Cuarta Etapa – Abrazo de Acatempan – Consumación de la Independencia

La última etapa, que es cuando se logró la consumación de independencia, Vicente Guerrero e Iturbide, son los principales actores. Tras once años de lucha, los criollos y el pueblo en general empezaban a ver perdida la rebelión.
En el sur se mantenía invicto Guerrero, con un pequeño ejército, ahí se le unió Pedro Ascencio que había combatido cultivando las tierras al mismo tiempo para no carecer de alimento. Ascencio había luchado en la Sierra de Goleta, en esta los accidentes geográficos fueron un aliado para los insurgentes, ya que los realistas no estaban acostumbrados a pelear en esas condiciones.
Fernando VII, mando a Riego y Quiroga a suprimir las luchas en la Nueva España, pero éstos se levantaron para obligar al monarca a aceptar la Constitución, por lo que éste se vio obligado a jurarla y a convocar a Corte.
Los conspiradores de la Profesa resolvieron entonces proclamar la independencia llamando al poder a un príncipe español. Monteagudo propuso para realizar el plan a Don Agustín de Iturbide, en sustitución de Armijo. Al ver los problemas de los españoles, los insurgentes se alentaron para iniciar otra vez la lucha.
Iturbide aceptó el Plan de la Profesa, este se encontraba despojado del mando, pero ahora se le devolvieron sus tropas (el regimiento de Celaya) y la caballería de la frontera; quienes al conocer las ideas de su capitán y lo aceptaron. Iturbide iba ir hacia el Sur pero se dio cuenta que era inútil ya que Guerrero tenía bien dominada la zona aparte lo accidentado del lugar favorecía a Guerrero, por lo que opta por negociar.
Iturbide decide mandarle una carta a Guerrero donde le ofrece buenas condiciones, entre ellas se reconocería su grado, su ejército y sus tierra; y que en el caso de no llegar a un acuerdo sería el mismo quien intervendría para lograr la independencia. Viendo esto Moleros, se interesó mucho en que Iturbide deseara la independencia, así que busco la forma de entrevistarse con el. Después de largas conversaciones en Acatempan el 10 de febrero de 1821, se llegó a un acuerdo en el cual Guerrero quedaba a las órdenes de Iturbide. A este suceso se le conoce como el "Abrazo de Acatempan". Después le siguió la proclamación del Plan de Iguala, donde Iturbide modifica los acuerdos de la Profesa.
Iturbide fue apoyado por los españoles, ya que este les informaba que tenía sometidos a los insurgentes, sin embargo lo que el quería era unir tanto a criollos como españoles, para crear una nación que no estaría sometida a España.
Al principio se pensó en un gobierno monárquico, pero se quería que el gobernante (aunque fuera de la familia de los Borgones) gobernara en forma liberal e independiente. Y por último se estableció que la única religión sería la católica.
Estas fueron las famosas Tres Garantías: unión (rojo), independencia (verde) y religión (blanco), entendiéndose por la primera la fusión de los americanos y españoles.
Con tales principios, Iturbide el 1 de marzo de 1821, reunió a sus tropas y juró ante ellas cumplir los postulados de las Tres Garantías, al ejercito resultante de la unión de españoles y criollos se le llamó Trigarante o de las Tres Garantías.
En Acapulco, Iturbide sufrió algunas bajas por el ejército de Armijo que se encontraba en el sur. Iturbide marchó al Bajío y se le unieron varios realistas, entre ellos Filisola.
En casi todas las provincias se les unieron personas importantes tanto del los realistas como Bustamante y Cortázar; como insurgentes como Bravo, Guadalupe Victoria, Rayón, Negrete.
A los pocos días, llegó de España, Juan O'Donojú, con el cargo de Virrey, quien aceptó negociar con Iturbide y puso su firma el 24 de agosto de 1821, en el tratado de Córdoba, que ratificaba en lo esencial el Plan de Iguala. El 27 de septiembre, el ejército Trigarante, con Iturbide al frente, hizo su entrada triunfal a México y el 28 se nombró al primer gobierno independiente. Así después de once años de lucha México se proclama un país independiente.


TERCERA ETAPA

3.- Tercera Etapa – Campañas de Guerrero y José Mina

Tras la muerte de Morelos se inicia una época de decadencia de la lucha, ya que carecía de la unión de los principales líderes, quienes no tenían suficientes conocimientos militares. Entre los más destacados está el Amo Torres y a Pedro moreno que tuvieron su punto de partida en Guanajuato. En Veracruz se distinguió Don Nicolás Bravo, Vicente Guerrero en el, Don Guadalupe Victoria y el español Javier Mina.
Por su parte los españoles cometieron toda clase de excesos por lo que la Corona Española mandó destituir al virrey y poner en su lugar a Don Juan Ruiz de Apodaca que era gobernador de Cuba. Juan Ruiz llegó a la Nueva España en 1816 e inició su gobierno exigiendo que todos los insurgentes arrestados fueran sometidos a juicio y de ninguna manera se les fusilara sumariamente como había ordenado su predecesor.
En la Constitución española de Cádiz, se habían incluido los principios liberales como parte de sus postulados, pero al regresar Fernando VII al poder, mediante el tratado de Valencia afirmando el absolutismo, suprimió la Constitución en 1814.
La táctica militar de los insurgentes había cambiado, pues en lugar de atacar prefirieron replegarse a los fuertes y organizar solamente la resistencia.
Desde que Mina partió de Tamaulipas hacia el interior del país comenzó a tener campañas victoriosas, pero luego en uno de sus viajes rumbo a San Luis de la Paz en Guanajuato, fue sorprendido por Liñán al mando de los realistas en el Rancho del Venadito, quien siempre los había perseguido, en la batalla murió Pedro Moreno y Mina fue hecho prisionero y condenado a muerte (11 de diciembre de 1817).
Así otra vez el movimiento libertario comenzó a decaer; los centros insurgentes fueron dominados por los realistas como la junta de Jaujilla en Michoacán que se disolvió en noviembre de 1819 y la de Palmillas en Veracruz; otro tanto ocurrió con los jefes del movimiento como Rayón, Verduzco y Bravo que sucumbieron ante la lucha siendo condenados a cadena perpetua. Mientras tanto Guerrero comenzó su lucha en el Sur.



SEGUNDA ETAPA

2.- Segunda Etapa – Campañas de José María Morelos

La segunda etapa se caracteriza por las extensas luchas en el Sur del país al mando de José Maria Morelos que antes había sido el Cura de Carácuaro, pero al se entrevistado tiempo antes con Hidalgo, este le dijo que se encargara de organizar al pueblo del sur, esta etapa se caracteriza por la organización y definición de este movimiento.
Se le unieron los hermanos Juan, José y Hermenegildo Galeana que contaban con mucha popularidad, tierras y conocimiento. El Virrey Venegas mandó a Francisco Paris a combatir contra Morelos, pero en Tres Palos el ejército insurgente obtuvo la victoria.
José María Morelos y Pavón, comienza a tener victorias en el sur y el centro del territorio nacional. Durante esta etapa, se definieron con claridad los propósitos del movimiento de independencia. El documento que mejor refleja el ideario social y político de Morelos es el conocido con el título de Sentimientos de la Nación donde por primera vez se planteó la independencia de México del dominio español.
En este tiempo se ganaron muchas provincias del territorio nacional y la lucha cobró forma.
Uno de los episodios más importantes durante la lucha de Morelos, lo fue el Sitio de Cuautla; el 23 de Enero de 1812 Morelos derrotó en Tenancingo al brigadier Rosendo Porlier y después se retiró a Cuautla de Amilpas (en el estado de Morelos) para esperar a Callejas. Tenía cerca de 4000 soldados mandados por Matamoros, Galeana y los Bravo. Los realistas contaban con tres divisiones mandadas por Callejas, Llano y Porlier. Estas fuerzas sumaban ocho mil hombres. Morelos resistió terribles asaltos desde el 18 de Febrero hasta el 2 de Mayo de 1812, en que a causa de la falta de elementos de guerra y de alimentos, rompió el sitio salvando la mayor parte de sus tropas.
Morelos se replegó a Orizaba y luego a Oaxaca, donde nombró como su segundo a Matamoros y lo hizo mariscal de campo, lo mismo que a Galeana; además fundó el periódico Correo Americano del Sur.
En Oaxaca se les une Félix Fernández quien más tarde había de cambiar su nombre por el de Don Guadalupe Victoria. De Oaxaca, Morelos partió rumbo al puerto de Acapulco al que tomó el 12 de abril de 1813.En 1813 fue llamado el Virrey Venegas a España, y su puesto lo ocupó Don Félix Ma. Calleja de hasta 1816.
El 13 de septiembre de 1813, en Chilpancingo Morelos convocó al primer congreso independiente que sustituyó a la junta de Zitácuaro y por primera vez en un documentos escrito se habló de total independencia de España.
Morelos se retiró a Puruarán para atacar desde ahí a los realistas, pero ahí cayó prisionero Don Mariano Matamoros que fue ejecutado. Luego en Coyuca fue derrotado también Hermenegildo Galeana.
Morelos redactó la famosa Constitución de Apatzingán en 1814, y se eligieron para el puesto del poder en el congreso a Bustamante, Quintana Roo y otros. Rosains, Secretario de Morelos leyó después la manifestación que hacía al Congreso con el título de "Sentimientos de la Nación", en el que pedía se declarase que: América es libre e independiente de España y de cualquier otra nación, gobierno o monarquía, se reconoce a la religión católica como único culto. En cuanto a lo político, se asentó la soberanía del pueblo, el poder debía de caer en sus representantes, a su vez dicho poder debía dividirse en los tres, legislativo, ejecutivo y judicial. Los americanos ocuparían los puestos públicos y no se admitirán en la nación más extranjeros que los artesanos, capaces de instruir en sus profesiones y libres de toda sospecha. Debía ser respetada la propiedad, y el domicilio inviolable. Quedaban prohibidas la tortura y las penas infamantes, se abolió el tributo; además que quedaron instituidos como fiestas nacionales el 12 de diciembre consignado a la Virgen de Guadalupe y el 16 de septiembre, aniversario del Grito de Dolores.
Morelos fue derrotado en Valladolid y los realistas penetraron el Sur. El Congreso tuvo que andar peregrinando por distintos lugares, y cuando llegó a Apatzingán, en octubre de 1814, dio a conocer la Constitución, inspirada en la Francesa de 1793 y la Española de 1812. La Constitución de Apatzingán jamás estuvo en vigor. Cuando se promulgó, los insurgentes habían sido desalojados de las provincias del Sur.
Morelos fue hecho prisionero y fusilado el 22 de diciembre de 1815 en San Cristobal Ecatepec.



FASES O ETAPAS DEL MOVIMIENTO

La Independencia de México marcó una etapa muy importante ya que se dejó de depender de España y se convirtió en un país libre y soberano, pero no fue sencillo obtenerla ya que el proceso duró 11 años de extensa lucha del pueblo de México por obtener su libertad, esta lucha está dividida en 4 etapas:

1.- Primera Etapa – Antecedentes y "Grito de Independencia"

Esta etapa comienza a principios de la década entre 1800 y 1810, cuando los colonos de la Nueva España, incluyendo a los ricos, criollos, indígenas y latifundistas, ya no deseaban compartir la riqueza del nuevo pueblo con los españoles a quienes también se llamaba "gachupines", además que dentro de la Nueva España había mucha desigualdad social, éste era el pretexto principal para pensar en la Independencia.
En 1808, Napoleón ocupa España, por lo tanto los españoles estaban muy ocupados defendiendo su país. El pueblo de México al enterarse de la invasión francesa en España, aprovecha para promover el movimiento de la Independencia, por medio de carteles en todo el país.
Al principio se organizó un movimiento a favor de la independencia en Valladolid, pero rápido fue sofocado, sin embargo pronto surgieron otros al frente de
Ignacio Allende, el corregidor Domínguez y su esposa Josefa, Abasolo, Aldama y Don Joaquín Arias. El más importante fue el de Querétaro organizado por el corregidor Domínguez, a esta se le unieron intelectuales, oficiales y parte del bajo clero; este grupo estaba formado por el presbítero Sánchez y los licenciados Parra, Altamirano y Laso, así como el capitán Arias. Las reuniones aparentaban ser culturales en la casa de Parra.
Sabiendo que el pueblo mexicano era un fiel seguidor de la iglesia, pensaron en invitar a un sacerdote a fin de convencer a todo el pueblo, por eso
Allende propuso a Miguel Hidalgo y Costilla quien era cura de Dolores; Hidalgo aceptó la invitación., y fue Allende quien se encargó de mantener el contacto con Hidalgo.
Se tenía planeado comenzar el movimiento de independencia el 2 de Octubre en San Juan de los Lagos (Jalisco), pero por denuncias hechas ante las autoridades por Mariano Galván, fue necesario adelantarla en septiembre.
La corregidora le avisó a Ignacio Pérez y a Aldama que la conspiración había sido descubierta; estos marcharon a avisarle a
Allende, y en Dolores fue Don Miguel Hidalgo quien decidió iniciar la lucha inmediatamente. Primero pusieron en libertad a los presos, aprehendieron a los españoles que se encontraban en la población. Luego a las 5 de la mañana del 16 de septiembre de 1810, se llamó a misa, el pueblo acudido al llamado y con el grito ¡Mexicanos, viva México!, ¡"Viva la Virgen de Guadalupe"!, ¡Viva Fernando VII! y ¡Muera el mal gobierno!; Hidalgo incitó al pueblo a levantarse contra los españoles. A este suceso se le conoce como "Grito de Dolores".
Hidalgo acusó a los españoles de pretender entregar el reino a los franceses y hacer peligrar la religión, y en seguida informó a los habitantes que quedaban exentos de pagar impuestos e iba a realizarse la independencia. El pueblo muy molesto se armó como pudo (machetes, cuchillos, palos, lanzas, etc.) y se unió al movimiento.
Llegando a San Miguel se les unió el ejército de Dragones de la Reyna, y partieron hacia Celaya, donde
Hidalgo fue nombrado General del ejército, Allende fue nombrado teniente y Aldama Mariscal, esto con el fin de organizar un poco a la gente. Y de ahí salieron hacia Guanajuato y en medio de una fuerte lucha entraron a la Alhóndiga de Granaditas (donde estaban los españoles), tomando así la ciudad.
Luego se dirigieron hacia Valladolid, ciudad que fue tomada sin ninguna lucha, ya que el ejército que iba a apoyar a los españoles fue sorprendido por el ejército insurgente, en Valladolid
Hidalgo dio las primeras reformas sociales, aboliendo la esclavitud y suprimiendo el pago de tributo de las castas y las cargas, lo que hizo que más gente se le uniera.
Cuando se dirigían a la capital derrotan a las fuerzas españolas al mando de Torcuato Trujillo en el Monte de las Cruces.
Allende decide ir a Guanajuato e Hidalgo marcha hacia Valladolid, y luego hacia Guadalajara, donde organizó el primer gobierno el cual tuvo dos ministros: Ignacio López Rayón, a cargo del Estado, y José Ma. Chico, en Gracia y Justicia, quedando Hidalgo como magistrado supremo de la nación. También se hizo la primera reforma agraria en la cual se manifestó que los indígenas eran propietarios de la tierra, se suprimieron los tributos y se confirmó la libertad de los esclavos.
En Guadalajara se les une
Allende y Abasolo, sin embargo fueron derrotados 16 de septiembre de 1811. Luego de esta derrota el ejército insurgente se dispersó. Hidalgo y los demás jefes salieron rumbo a Aguascalientes, y durante el trayecto Hidalgo fue despojado de su cargo de primer magistrado, el cual fue otorgado a Allende. Después decidieron dirigirse a Estados Unidos con la finalidad de pedir ayuda económica.
Elizondo que era el jefe del movimiento libertador en Coahuila, los traicionó y fueron arrestados en Acatita de Baján (Las Norias).
Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez fueron juzgados y condenados a morir fusilados, luego de ser fusilados los decapitaron y sus cabezas las pusieron dentro de jaulas y las colgaron en las 4 esquinas de la Alhóndiga de Granaditas. La muerte de estos caudillos marcó el final de la primera etapa de la lucha por la independencia.

CAUSAS INTERNAS Y EXTERNAS DEL MOVIMIENTO


Al ser un proceso tan largo, complejo y amplio, el proceso independizador está lleno de particularidades, en muchos casos con causas diferentes. Algunas causas de influencia mundial reconocida como la Revolución francesa o la Independencia de los Estados Unidos de América actuaron mas como patrón que como causa directa. Las causas se suelen dividir en internas y externas. Las causas internas son las que se produjeron dentro de las colonias hispanoamericanas y las externas son las que se produjeron en España y países del exterior.

CAUSAS INTERNAS
  • El deseo de los criollos de independizarse, que querían tener poder político y mayor libertad económica para poder desarrollar libremente sus actividades económicas (libre mercado), cuya productividad estaba frenada por el control del comercio por parte de la metrópolis y el establecimiento de un régimen de monopolios, gabelas y trabas. Insistían en tomar el control de los cabildos y de la administración de las colonias.
  • El descontento de los criollos, que querían la independencia para cambiar un sistema colonial que consideraban injusto al estar excluidos de la política y de las decisiones económicas, y encontrarse, en los casos de las castas, explotados.
  • La idea de que la Corona española era un patrimonio de la Familia Real hizo que cuando Fernando VII fue retenido en Francia las colonias no fueran leales a las cortes de Cádiz ni a la Junta Suprema Central, sino que formasen una Junta de gobierno en cada país cuyo objetivo fue primero gobernar y posteriormente sustituir al estado español.

  • Las enseñanzas impartidas por las universidades, las academias literarias y las sociedades económicas. Difundían los ideales liberales y revolucionarios (propios de la Ilustración) contrarios a la actuación de España en sus colonias y que tuvieron gran influencia en los líderes revolucionarios, tales como el principio de soberanía nacional, el contrato social de Rousseau y los derechos individuales.

  • Las ideas liberales difundidas en América, y por todo el mundo gracias a la ilustración.
    Los encuentros de los máximos dirigentes hispanoamericanos de la revolución en el exterior y la participación de algunos de ellos en las revoluciones liberales europeas, así como sus contactos con los gobiernos exteriores.

CAUSAS EXTERNAS

  • El fundamento español de la revolución independentista hispanoamericana está en la pérdida del estatus especial de los reinos castellanos de Indias como patrimonio de la monarquía española en América, y que ya había sido redefinida en 1768 a una condición colonial por las reformas borbónicas del Imperio Español, y que se consideraba disminuir o desaparecer, tal como se pretendía integrarla a España en las disposiciones del estatuto de Bayona (1808) primero , y de la Constitución española (1812) después. El vacío de gobierno en España causado sucesivamente por Napoleón y el constitucionalismo español, abrió la oportunidad para que la clase dominante hispanoamericana, formada por criollos europeos, dieran impulso, y sostuvieran el movimiento, y la guerra por la independencia como medio definitivo de conservar y mejorar su estatus, disminuido o en riesgo de perderse, cambiando la estructura social americana (eliminación de mayorazgos,etc). La nueva Patria fue el carácter esencial del movimiento, y que finalmente predominó en todos los lugares de América por encima de otros movimientos independentistas, que como el fallido de Hidalgo en México, se acompañaban también de una verdadera revolución social.
  • La debilidad de España y Portugal durante este periodo, que habían perdido su protagonismo en Europa. Esto quedó todavía más claro cuando Napoleón invadió la Península Ibérica.
  • El ejemplo de Estados Unidos de América, que se había independizado de Inglaterra (aunque aún distaba mucho de haberse convertido en una potencia mundial, como ocurrió un siglo más tarde), así como el ejemplo de Francia, cuya revolución proclamó la igualdad de todas las personas, y sus derechos fundamentales, cosas que los indígenas y en menor medida los criollos no poseían con respecto a los peninsulares.
  • El apoyo con el que contaban por parte de Gran Bretaña y Estados Unidos, interesados en que las colonias se independizaran para poder comerciar libremente con Iberoamérica, que les proporcionaban apoyo material exterior y fuentes de financiación necesarias para sus proyectos independentistas.

REVOLUCION BURGUESA

  • Revoluciones burguesas: Francia y Estados Unidos
Sin duda, dos movimientos marcaron la historia del final del siglo XVIII. Uno fue la Revolución francesa, y el otro, la independencia de Estados Unidos. Tanto la una como la otra tenían su sustento en las ideas de la Ilustración. A su triunfo, las revoluciones en Francia y Estados Unidos proclamaron la igualdad de los hombres ante la ley y dieron amplias libertades a los ciudadanos; una categoría que nacía precisamente con el iluminismo francés. Desde luego, estas ideas no eran del todo desconocidas en las colonias españolas. Se sabe, por ejemplo, que el cura Miguel Hidalgo era simpatizante de la Ilustración, y que muchos de aquellos que participaron en la Guerra de Independencia de México conocían con mayor o menor profundidad las ideas del liberalismo.
  • Invasión francesa en España
Fernando VII, rey de España. Cuando los franceses obligaron a la familia real española a ceder sus derechos al trono de la península en favor de los Bonapartes, en varias ciudades de América se establecieron Juntas provisionales que gobernaban en nombre del soberano español. En Nueva España, la Junta de México fue suprimida por los españoles el 15 de septiembre de 1808.Véase también: España durante la ocupación francesaEste factor fue determinante, pues el clero español sabía que si Napoleón tomaba el poder en España, al tener una ideología diferente al catolicismo, perdería su poder sobre el pueblo, por esta razón también el cura Miguel Hidalgo y Costilla junto con el padre José María Morelos y Pavón iniciaron la lucha armada, para que el poder de Napoleón no afectara directamente al clero de la Nueva España. La invasión de Portugal por parte de las tropas de Napoleón en 1807 obligó la huida de la Casa de Braganza a Brasil. En España, este suceso había provocado la división de la familia real española. Instigado por Manuel Godoy, el príncipe de Asturias había planeado un complot para destituir a sus padres de la corona. Finalmente, logró que Carlos IV abdicara en su favor el 19 de marzo de 1808. Tal suceso no complació en nada a Bonaparte, que intentó forzar a Carlos IV a declarar nula su abdicación. Aunque Fernando VII intentó formar un gobierno propio y organizar España, Napoleón le condujo con engaños a Bayona, donde el 5 de mayo de 1808 lo forzó a ceder la corona a su padre, para que luego éste la entregara al francés.
  • Los dominios españoles en América ante la ocupación de la metrópoli
Véase también: Antecedentes de la independencia de la América HispanaAunque aparentemente no hubo ningún cambio en la organización y los vínculos entre España y sus dominios ultramarinos en América, en realidad en cada una de las colonias había una discusión sobre quién era el verdadero soberano de las tierras americanas. El problema era que, nominalmente la soberanía de los dominios españoles radicaba en el titular de la Corona de España, no había una claridad sobre la posición que se debía guardar ante la ocupación extranjera de la metrópoli. Para algunos, la opción era reconocer al gobierno francés de ocupación. Para otros, la soberanía radicaba en Fernando VII, y por lo tanto, no estaban dispuestos a reconocer a Bonaparte como soberano. Y había un tercer grupo, influenciado por las ideas de la Ilustración y la reciente Independencia de Estados Unidos, para quienes la opción era la separación de las colonias. Hay que señalar que en realidad, estos partidos estaban formados sobre todo por los miembros de las clases altas y medias, es decir, por españoles peninsulares, criollos y algunos mestizos --muy pocos-- que habían llegado a ocupar algún cargo en la estructura de poder colonial. Para la mayor parte de la población americana, lo ocurrido en España no tenía gran significación en su vida cotidiana.En varias ciudades americanas se formaron Juntas de Gobierno, cuyo propósito fue conservar la soberanía en sustitución del legítimo rey de España, y hasta que Fernando VII fuera reinstalado en el trono, entre ellas la Junta de Montevideo en 1808, la Junta Tuitiva de La Paz en 1809, o la Junta de Quito en 1809, tenían su origen casi todas ellas en la estructura municipal, una de las instituciones de gobierno más arraigadas en el mundo hispánico. Casi todas ellas fueron dominadas por criollos ilustrados, dado que como regla general —regla en la que caben excepciones— los españoles peninsulares se oponían a la formación de gobiernos soberanos.
  • Junta de México

Artículo principal: Crisis política de 1808 en México

Francisco Primo de Verdad fue uno de los personajes del Ayuntamiento de México que solicitó en 1808 al virrey José de Iturrigaray la instalación de una Junta Provisional que gobernara en nombre de Fernando VII. Iturrigaray simpatizaba con estas ideas. Finalmente, la Junta fue reprimida por un golpe de Estado contra el virrey.El 8 de junio de 1808, se recibieron en la Ciudad de México las noticias del Motín de Aranjuez que había tenido lugar los días 18 y 19 de marzo en la Península ibérica. El virrey José de Iturrigaray, que había sido elegido y beneficiado por influencia del primer ministro Manuel Godoy, se mostró consternado pues la mayor parte de los españoles peninsulares residentes en Nueva España eran enemigos de su benefactor, no obstante, ordenó los preparativos para realizar la jura y proclamación de Fernando VII como soberano de España y de las Indias. El 23 de junio llegaron las noticias del levantamiento del 2 de mayo y el 14 de julio las de las abdicaciones de Bayona, así como del nombramiento de Joachim Murat, duque de Berg y de Cleves, como lugarteniente de general del reino. Al día siguiente el virrey se reunió con los miembros de la Real Audiencia de México, se acordó guardar secreto de sus preocupaciones y cabildeos, así como de publicar la noticia de las abdicaciones en la Gaceta de México el día 16, sin dar preámbulos ni comentarios al respecto. Conociendo la situación en España, la élite novohispana no era ajena a los cuestionamientos acerca de la encarnación de la soberanía de los territorios bajo el dominio español. Debido al estado de vacatio regis que se originó, esta élite de letrados se dividió claramente en dos partidos. Para algunos, en su mayoría españoles peninsulares, cuyo portavoz era la Real Audiencia de México, el poder en Nueva España seguía radicando en el rey Fernando VII, aunque momentáneamente se encontrara ausente. Por lo tanto, la estructura social de la Nueva España debía seguir inmutable y seguir como vasallos de la Corona española, entre ellos se encontraban el regente Pedro Catani, el oidor decano Guillermo Aguirre y Viana, el oidor Ciriaco González Carvajal, el fiscal de la gran Hacienda Francisco Javier de Borbón, el fiscal Ambrosio de Sagarzurieta, el fiscal Robledo, Miguel Bataller, Pedro de Fonte, y el inquisidor Bernardo de Prado y Obejero. Para los otros, en su mayoría criollos, cuyo portavoz era el Ayuntamiento de México formado por doce regidores, dos alcaldes y un síndico, su situación era más compleja, encontraron en la crisis política una oportunidad para implantar reformas en el virreinato, entre ellos destacaron el síndico Francisco Primo de Verdad y Ramos, el auditor de guerra José Antonio de Cristo y el regidor Francisco Azcárate y Lezama, quienes fueron apoyados ideológicamente por el fraile mercedario Melchor de Talamantes.El 19 de julio, los miembros del Ayuntamiento tomaron la iniciativa, proponiendo al virrey la creación de una Junta de Gobierno, la cual respetaría los derechos de la Casa de Borbón, pero sería autónoma de sus similares en España, se habló de la posibilidad de nombrar al virrey como gobernador y capitán general de la colonia, para así defender la integridad del territorio ante una eventual invasión de los franceses. El virrey acogió con beneplácito la propuesta, pues creía amenazada su posición tras la caída de su benefactor, sin embargo la Real Audiencia ratificó su postura con la excepción del oidor dominicano Jacobo de Villaurrutia —único miembro criollo de la Audiencia— quien secundo inicialmente las propuestas, incluso propusó un congreso menos numeroso, representado por corporaciones civiles, eclesiásticas y militares. De esta forma, para el Acuerdo, se invitó a participar a los ayuntamientos de Xalapa, Puebla, y Querétaro, debatiendo de esta forma la forma en que debía proceder la colonia. El 28 de julio, nuevas noticias llegaron de España, se conoció el levantamiento general de los habitantes de la península y de los establecimientos de juntas de gobierno en nombre de Fernando VII. El 5 de agosto de 1808, el virrey José de Iturrigaray convocó a una junta para el 9 de agosto, a la que asistieron los representantes civiles, militares y eclesiásticos —sumando un total de ochenta y dos participantes— para poder debatir la situación. Los miembros de la Audiencia asistieron bajo protesta pues todos, menos Villaurrutia, consideraban innecesaria la reunión, recomendando acatar las decisiones de la Junta de Sevilla. El día de la junta, el Ayuntamiento de México fue apoyado por miembros y hacendados de los ayuntamientos de Xalapa y Veracruz, así como por algunos gobernadores de las parcialidades de indios. Primo de Verdad y Azcárate propusieron que ante la ausencia del monarca, la soberanía de la colonia debería quedar en manos del pueblo, el cual estaría representado por los diversos ayuntamientos, así como con los diputados de cabildos seculares y eclesiásticos, de esta forma la soberanía estaría delegada en un congreso.«Este gobierno provisional, añadía Verdad, proveerá a la subsistencia del virreinato y a su defensa contra extrañas agresiones, tanto más temibles cuanto más delicado y congojoso es el estado de la cosa pública, y terminó proponiendo al virrey y a la junta que jurasen por rey de España y de las Indias a Fernando VII; que también jurasen no reconocer a monarca alguno que no fuere de la estirpe real de los Borbones, defender el reino de Nueva España y no entregarlos a otra potencia ni a otra persona que no fuera de la familia real legítima.»Francisco Primo de Verdad. Los pensadores del Ayuntamiento de México, basados en las Leyes de Partida, apelaban a la teoría del contrato social en sus argumentos a favor del establecimiento de un gobierno soberano en la Nueva España, sin promover la separación de la Colonia. Sin embargo, esto no fue entendido así por el otro bando de la élite novohispana. Para ellos el establecimiento de la Junta de México era una amenaza contra la permanencia del sistema colonial del cual ciertamente eran beneficiarios. El reconocimiento de la Junta soberana, aunque fuera meramente sustituta y provisional, implicaba la renuncia a las posiciones hegemónicas en economía y política que los españoles peninsulares habían ejercido durante tres siglos. Los peninsulares fundaron sus ideas en las Leyes de Indias aduciendo que era el virrey quien debía conservar la autoridad y sus acciones deberían ser consultadas con el Acuerdo. La tesis de la soberanía popular fue condenada como anatema por el inquisidor Prado y Obejero, y en el mismo tenor se había pronunciado la Real Audiencia por boca del oidor Guillermo Aguirre. La discusión fue acalorada, aunque se discutió la posiblidad de obedecer a la Junta de Sevilla no se logró un consenso. Casi al finalizar la reunión el virrey dijo de forma irónica: "Aún es tiempo, señores, de reconocer al duque de Berg; ¿qué dicen vuestras señorías?" La respuesta negativa fue unánime e inmediata. El virrey apoyó la propuesta del Ayuntamiento y remarcó la actitud patriótica que sus miembros habían tendido, lo cual provocó un distanciamiento con los miembros de la Audiencia. Se concluyó que "no se reconocerían otras juntas en clase de supremas que las que estuviesen inauguradas, creadas, establecidas y ratificadas por Fernando VII o por quienes tuviesen sus poderes legítimos", por lo tanto las autoridades establecidas en Nueva España serían las legales y subsistentes.
El día 13 de agosto, se realizó de forma pública la jura a Fernando VII, el virrey aprovechó la ocasión para atraerse la simpatía de los habitantes y envió cartas a las Junta de Sevilla, Valencia y Zaragoza informando las resoluciones acordadas. Sin embargo, los dictámenes de la junta del 9 de agosto fueron rechazados por el intendente
Juan Antonio Riaño en Guanajuato, por el intendente Manuel de Flon en Puebla y por la Audiencia de Guadalajara, quienes declararon nulas las decisiones tomadas en la capital, prefiriendo acatar lo que determinasen las juntas de España. Asimismo, el Ayuntamiento de Querétaro —conformado en su mayoría por europeos— decidió retractarse del apoyo inicial ofrecido. El día 27 de agosto, la Inquisición de México publicó un edicto, declarando "heréticas y sediciosas" las proposiciones que atacaban a la autoridad divina de los reyes y que proponían la "herejía de la soberanía del pueblo".Cuatro días más tarde llegaron dos comisionados de la Junta de Sevilla a la Ciudad de México, habían logrando detener en Veracruz la correspondencia que había enviado el virrey. El 31 de agosto se celebró una reunión general, los miembros de la Audiencia aprovecharon la ocasión para acceder a las peticiones de los comisionados y dar marcha atrás a las resoluciones del 9 de agosto, increpando ineptitud al virrey. Esa misma noche, Iturrigaray recibió una carta de la Junta de Asturias, la cual no reconocía la autoridad de su similar de Sevilla declarándose así misma como soberana. El virrey convocó una nueva reunión para el día 1 de septiembre en la cual expusó que ninguna de las juntas formadas en España reconocía la soberanía de las otras, por tal motivo con mayoría de votos se suspendió el reconocimiento otorgado a la de Sevilla. Iturrigaray envió nuevamente cartas a las Juntas de Sevilla y Asturias para notificarles la resolución, así como a los Ayuntamientos a quienes solicitó enviar representantes a la Ciudad de México. No obstante, para ayudar a la Metrópoli, el virrey dispuso de catorce y medio millones de pesos de las cajas del Tesoro los cuales deberían ser embarcados en el navío San Justo en Veracruz, adicionalmente envió cien mil pesos para ayudar a la Junta de Sevilla.
El 9 de septiembre se celebró una última junta general, la cual sólo sirvió para irritar los ánimos y aumentar el antagonismo entre americanos y europeos. Durante los días siguientes una serie de rumores difamatarios hacia la persona del virrey corrieron por la Nueva España, se dijo que éste estaba próximo a quemar el
santuario de Guadalupe y que tenía listos los títulos nobiliarios que habría de designar a los miembros de su familia. Los peninsulares respaldados por el consentimiento de los comisionados de la Junta de Sevilla decidieron deponer al virrey, eligieron al hacendado Gabriel de Yermo para liderar un golpe de Estado, el cual se llevó a cabo la noche del 15 de septiembre de 1808.
El palacio virreinal fue asaltado por un contingente de trescientos hombres, al mismo tiempo fueron aprehendidos los licenciados Cristo, Primo de Verdad, Azcárate y el fraile Talamantes. El octagenario capitán
Pedro de Garibay fue nombrado virrey sustituto de Nueva España, ejerció el cargo conforme a los designios de la Real Audiencia de México hasta mayo de 1809. El virrey, junto con su familia, fue conducido en el navío San Justo a Cádiz, en donde se le realizó un proceso judicial. Villaurrutia fue excluído en su calidad de oidor. El 4 de octubre de 1808, Primo de Verdad murió de forma extraña en la cárcel del Arzobispado. El 9 de mayo de 1809, Talamantes murió de fiebre amarilla en la cárcel de San Juan de Ulúa. Después de una breve tiempo en prisión, Antonio de Cristo fue destituido de la Auditoría de Guerra. Azcárate fue encarcelado en el convento de Betlemitas, lugar en donde permaneció preso hasta diciembre de 1811.
La Real Audiencia de México informó a la Junta de Sevilla los sucesos acaecidos, argumentando que el "pueblo enardecido" había sido el responsable del derrocamiento del virrey. El nuevo gobierno virreinal envió cartas a la Suprema Junta de Sevilla reconociendo su soberanía. A diferencia de lo que sucedió en otros virreinatos, el golpe de Estado en Nueva España impidió que se estableciera una Junta local, pero el objetivo frustrado no dejó de ser un anhelo para los criollos novohispanos.

  • Juntas Suprema Central en España

Artículo principal: Junta Suprema Central

En julio de 1808, José Bonaparte —monarca de España designado por su hermano— invitó a los virreinatos de América y a las capitanías de Cuba y Guatemala, a que enviaran seis representantes para participar en una convención constitucional para trabajar en el Estatuto de Bayona. Los americanos declinaron la invitación. La victoria de la Batalla de Bailén ocurrida en ese mismo mes, forzó a los franceses a retirarse momentáneamente de Madrid, permitiendo que las múltiples juntas españolas se pusiesen de acuerdo para formar el 25 de septiembre, la Junta Suprema Central, la cual se estableció inicialmente en Aranjuez, posteriormente debido a las nuevas incursiones del ejército francés, se trasladó a Sevilla, Cádiz y a la Isla de León. Las ayudas económicas enviadas desde Nueva España, fueron utilizadas para reorganizar al ejército español que continuaba su lucha contra el Imperio napoleónico.
El 22 de enero de 1809, la Junta Suprema Central emitió un decreto en el cual reconoció que los dominios americanos eran parte integrante de la monarquía y merecían tener una representación en la propia Junta, por tal motivo se debería de nombrar un representante de los virreinatos de México, Perú, Nueva Granada y Buenos Aires, así como de las capitanías generales de Cuba, Guatemala, Chile y Venezuela. En el decreto se especificó que los ayuntamientos de las capitales provinciales eligirían a tres candidatos de "notoria probidad, talento e instrucción", de los cuales se escogería uno por sorteo, después el Real Acuerdo elegiría del grupo, nuevamente a tres candidatos para seleccionar mediante otro sorteo, al representante definitivo que habría de asistir a la Junta Central. Mientras que por otra parte, en la península, cada provincia contaba con dos diputados para la Junta Central, es decir, fueron nombrados treinta y seis o más vocales para España y para toda América solamente nueve. Los americanos protestaron la representación inequitativa. En Nueva España, los criollos que tenían ideas autonomistas perdieron la esperanza de obtener resultados favorables para su causa en la metrópoli.
En febrero de 1809, apareció en las ciudades de México, Puebla, Querétaro, Oaxaca y Zacatecas, una proclama que declaraba que los soldados españoles estaban sucumbiendo ante las fuerzas francesas, por tanto se pedía el establecimiento de un gobierno autónomo para Nueva España para así defender a Fernando VII y a la religión católica. El autor fue el abogado Julián de Castillejos, quien se reunía habitualmente en
tertulias literarias con el marqués de San Juan de Rayas. Cuando se les interrogó, negaron toda responsabilidad. Los oficiales reales los dejaron ir, pero se les mantuvo en estrecha vigilancia.
En marzo de 1809, se recibió una carta proveniente de
Río de Janeiro de Carlota Joaquina de Borbón, quien a sabiendas de la prisión de su hermano Fernando VII, solicitó que se aceptase a su hijo Pedro como regente de Nueva España. Las noticias provocaron alarma al virrey Garibay y a los oidores de la Audiencia —creyendo que todo se trataba de una argucia de Napoleón— respondieron con evasivas a la infanta. Pero en mayo, una nueva carta fue recibida, la actitud de la infanta se concentró tan solo en exhortar a la defensa de los dominios españoles y en agradecer las acciones realizadas en septiembre de 1808. El reconocimiento de la carta, estimuló al virrey a girar órdenes de aprehensión contra cualquier sospecha de maquinaciones sediciosas, entre las víctimas se encontraron el fraile Sugasti, el platero José Luis Rodríguez Alconedo —a quien se le imputó que labraba la corona de Iturrigaray— el escribano Peimbert, Antonio Calleja y el cura Palacios entre algunos otros. A pesar de que Pedro de Garibay cumplió los designios de la Real Audiencia, debido a su avanzada edad, los peninsulares escribieron cartas a la Junta Central solicitando el nombramiento de un nuevo virrey. En respuesta, se designó al arzobispo de México Francisco Javier de Lizana y Beaumont, quien asumió el cargo el 19 de julio de 1809.

  • Conjura de Valladolid

Artículo principal: Conjura de Valladolid

Durante septiembre de 1809, una nueva conjura con los planes de instalar una Junta autónoma en Nueva España comenzó a fraguarse en Valladolid. Participaron el teniente José Mariano Michelena, los militares José María García Obeso, Mariano Quevedo, Manuel Muñíz, Ruperto Mier, los juristas José Nicolás Michelena, José María Izazaga, el licenciado Antonio Soto Saldaña, el cura de Huango Manuel Ruiz de Chávez, fray Vicente de Santa María y Luis Correa entre otros. Los conjurados además de haber obtenido seguidores en Guanajuato, Querétaro, San Miguel el Grande y Guadalajara, pretendían buscar el apoyo de miles de hombres entre los indígenas y las castas, —prometiéndoles la abolición de tributos— para emprender un levantamiento el 21 de diciembre de 1809. Pero el sacerdote de la Catedral de Morelia, Francisco de la Concha, notificó los planes. En consecuencia, fueron aprehendidos casi cuarenta sospechosos.
Lizana y Beaumont siempre se mostró interesado en lograr una actitud conciliatoria entre americanos y europeos, El licenciado
Carlos María de Bustamante se desempeñó como defensor de los acusados, argumentó que "el día que se ahorquese el primer insurgente, España tendría que perder la esperanza de conservar América". El virrey optó por otorgarles la libertad, pero los peninsulares que nunca habían simpatizado con el nombramiento del virrey, reprocharon esta decisión, incrementando aun más su animadversión. Mientras tanto, en España los franceses avanzaban nuevamente en sus planes de conquista.

  • Convocatoria a las Cortes de Cádiz

Artículo principal: Cortes de Cádiz

El 29 de enero de 1810, la Junta Suprema Central refugiada en la Isla de León, decidió autodisolverse para formar con cinco miembros el Consejo de Regencia de España e Indias. El único americano que formó parte de la Regencia fue el novohispano Miguel de Lardizábal y Uribe, quien a la sazón radicaba en la península. El resto de los miembros de la Junta, incluyendo a los representantes americanos que aún no habían llegado, fueron relevados de sus obligaciones. La noticia se publicó el 7 de mayo en la Ciudad de Méxio, se prestó juramento de obediencia y fidelidad a este órgano al que se le consideró con la misma autoridad de Fernando VII. El objetivo primordial de la Regencia fue convocar a las Cortes de Cádiz, el 14 de febrero de 1810, se invitó a los representantes americanos a participar en la redacción de una nueva constitución y se emitió una proclama que prometía un cambio para los criollos:«Desde este momento os veis elevados a la dignidad de hombres libres, no sois ya los mismos que antes, encorvados bajo un yugo mucho más duro mientras más distantes estábais del centro del poder, mirados con indiferencia, vejados por la codicia y destruidos por la ignorancia. Tened presente que al pronunciar o al escribir el nombre del que ha de venir a representaros en el Congreso Nacional, vuestros destinos ya no dependen ni de los ministros, ni de los virreyes, ni de los gobernadores. Están en vuestras manos..»Manifiesto del 14 de febrero de 1810 de la Regencia.
Mientras que se celebraron las elecciones de diputados en América, se nombraron treinta diputados suplentes radicados en la península, para representar a las provincias ultramarinas, de los cuales siete correspondieron a Nueva España. La Audiencia de México solicitó a la Regencia la destitución del virrey Lizana, de tal suerte que sus miembros gobernaron desde el 8 de mayo hasta el 13 de septiembre de 1810, fecha en la que llegó
Francisco Xavier Venegas a ocupar el cargo. Fueron elegidos diputados para representar a las provincias de Nueva España, José Ignacio Beye de Cisneros por México —quien simpatizaba con los insurgentes—, José Simeón Uría por Guadalajara, José Cayetano de Foncerrada por Valladolid, Joaquín Maniau y Torquemada por Veracruz, José Florencio Barragán por San Luis Potosí, Antonio Joaquín Pérez por Puebla, Miguel González Lastri por Yucatán, Octaviano Obregón por Guanajuato, Mariano Mendiola por Querétaro, José María de Gordoa por Zacatecas, José Eduardo Cárdenas por Tabasco, Juan José de la Garza por Nuevo León, Juan María Ibáñez de Corvera por Oaxaca, José Miguel Guridi y Alcocer por Tlaxcala, Manuel María Moreno por Sonora, Juan José Güereña por Durango y Miguel Ramos Arizpe por Coahuila, No obstante, la noticias del asedio de Cádiz y de la dominación francesa en la península despertaron nuevamente en América el deseo de establecer Juntas autónomas de gobierno. En abril se formó la Junta Suprema de Caracas, en mayo la Junta de Buenos Aires, en julio la Junta de Santa Fe de Bogotá, y en septiembre la Junta de Chile. En Nueva España una nueva conspiración se maquinaba, aunque en todo el reino se efectuaban las elecciones de los diputados que habrían de asistir a las Cortes de Cádiz, los criollos novohispanos estaban resentidos por el derrocamiento de Iturrigaray que habían planeado los españoles peninsulares o gachupines.

Una parte importante de las rentas derivadas de la explotación de las colonias no llegaba a las arcas reales, repartiéndose entre distintas corporaciones de acuerdo con los arreglos antiguos entre la Corona y estos grupos. La reforma afectó los intereses de las clases más privilegiadas. Al establecerse además el libre comercio entre las colonias, creció el poder económico y político de los criollos y los mestizos que comenzaron a ocupar también más espacios en la administración colonial. En las últimas décadas del siglo XVIII, Nueva España estaba en bancarrota a causa de la expoliación de sus finanzas por parte de la metrópoli. Paradójicamente, fueron los miembros de la élite económica —muy golpeada por la política económica de la monarquía— los que apoyaron el golpe de Estado contra el virrey José de Iturrigaray en 1808, cuando el Ayuntamiento de México intentó ejercer la soberanía en ausencia del rey de España.
El apogeo de la explotación minera favoreció el desarrollo de otras actividades económicas, particularmente el comercio y la agricultura. Por ejemplo, la creciente importancia de Guadalajara y El Bajío se debía a su relación con los minerales de Zacatecas y Guanajuato. Dado que la exportación de plata y oro constituían el nodo de la economía novohispana, en torno a esta actividad creció un complejo sistema que consolidó al grupo de comerciantes peninsulares, pero que también permitió la ascensión de un poderoso grupo criollo y mestizo. Este grupo estaba concentrado en los consulados de México y Guadalajara, que constituyeron la pieza fundamental en la circulación de capitales en el territorio novohispano. El poder económico de los consulados respaldaba su capacidad de representación política, gestión y cabildeo. La economía novohispana entró en crisis a final del siglo XVIII, período que coincide con las reformas borbónicas adoptadas por la Corona. Las reformas tenían por objeto modernizar la administración de las colonias y hacer más rentable la explotación de sus recursos, porque en Nueva España había una escasez de capitales en circulación debida al monopolio sobre la plata ejercido por los comerciantes como por la propia política financiera de la metrópoli.
A lo largo de los tres siglos de dominio español hubo varios estallidos sociales en la Nueva España, entre ellos la rebelión de 1761 de los mayas encabezados por Jacinto Canek. Como un corolario de los múltiples orígenes de la población de Nueva España surgió el sistema de "castas". Estos grupos estaban caracterizados por el origen racial de sus integrantes, encontrándose en la cúspide los españoles, y entre ellos, los europeos. La combinación entre los españoles, los indígenas y los africanos dio como resultado un número de grupos cuya posición estaba determinada por la cantidad de sangre española que poseían. El sistema aspiraba a mantener la pureza de la sangre española, y aunque nunca fue operativo más que como una nomenclatura, refleja la división y la exclusión existente en la Nueva España, donde los grupos no españoles ocupaban un lugar marginal en el sistema social. El pilar de la economía colonial de Nueva España era la explotación de oro y plata. Durante el siglo XVIII la producción minera vivió una de sus mejores épocas. La producción de oro y plata se triplicó en el período de 1740 a 1803. La bonanza era tan grande, que La Valenciana llegó a dar 360.000 marcos de plata anuales, comparados con 10.000 producidos por la mina Jimmelsfürt. Al finalizar el siglo XVIII, Nueva España producía más de 2.500.000 de marcos de plata, y sus principales regiones mineras eran Guanajuato, Zacatecas y el norte de la intendencia de México. La importancia de la minería para la economía novohispana era tal que Carlos III reconoció al Cuerpo de Minería de Nueva España en 1776; un poco más tarde permitió el establecimiento del Real Tribunal de Minería y el Colegio de Minería.

Artesanos, mineros y campesinos, se unen al movimiento.